By Rebecca Murilla, Teacher
May the Lord abundantly bless you and your families.
Ten years ago, I had the privilege of joining the Hearts for Honduras School family, and my experience has been a wonderful blessing. Through teaching at the school, I have understood my calling from God to love, serve, and give to my neighbor. I carry out my work with enthusiasm and dedication, knowing that the reward comes from above.
Through countless experiences, I have seen the Lord’s power manifested in the lives of the students and in their families through the school. I see positive changes in their homes and joyful smiles on their faces.
I am currently the teacher of the 32 first graders at the school. Among them is a very dedicated student named Ruth Sarahy. Her mother communicates with me often, expressing her gratitude to God and the Hearts For Honduras School for the support that she is receiving to alleviate the stress of the COVID-19 pandemic. Living in a particularly impoverished neighborhood, Ruth’s mother provides the only income for their family of 6 by selling goods in the bus terminal. The lockdown has left her desperate. Without a job, food became scarce, but God is faithful and has not left her. Our Honduran and North American partners have ministered to Ruth’s family and many others. Ruth’s mother is one of many who is grateful for the food baskets that arrived on her table just in time. Ruth’s mother is more invested than ever in her children's education. She loves the Hearts for Honduras School and asks God to bless all who are involved.
I am grateful to my Lord and to each one of you, for faithfully praying for the precious families of our school, and for believing that the Lord fulfills His promises. I miss you all very much and look forward to seeing you soon.
Rebeca Murillo
Deseo que mi Señor derrame ricas y abundantes bendiciones sobre sus vidas y familia.
Hace 10 años, tengo el privilegio de formar parte de la Escuela Corazones Para Honduras, quien en lo personal ha sido de mucha bendición. He aprendido y entendido el llamado de nuestro Dios en cuanto al amar, servir y dar a nuestro prójimo, mi trabajo lo desarrollo con entusiasmo, amor y dedicación sabiendo que la recompensa viene de lo alto.
Durante el pasar del tiempo e interactuado con muchos estudiantes, vivido muchas experiencias, y he visto la mano y el poder de mi Señor manifestarse en la vida de ellos y en sus familias a través de la escuela. Veo en sus rostros sonrisas y alegrías cambios en sus hogares y en sus forma de vivir.
Actualmente soy maestra de primer grado con una matrícula de 32 alumnos, dentro de ellos hay una alumna quien se llama Ruth Sarahy es muy aplicada. Su madre también es muy responsable, y hablando conmigo, dice estar agradecida con Dios primeramente y después con la Fundación por la ayuda que está recibiendo en estos momentos difíciles debido a la pandemia del COVID 19. Son una familia de 6 miembros y viven en condiciones no apropiadas en el lugar llamado El Predio. Solo ella trabaja vendiendo en la terminal de buses pero como ahorita todo está parado ella se siente triste y un poco desesperada. De allí lleva la alimentación a sus hijos pero Dios es fiel que no la ha dejado de la mano, pues ha sido bendecida por la escuela que le han brindado alimento, y eso la hace sentirse agradecida que hace todo lo posible por estar al día con las tareas de su niña la cual dice que le encanta la escuela y a la vez da las gracias a todos los que forman parte de ella y pide a Dios los bendiga y los guarde siempre.
Agradecida con mi Señor y con cada uno de ustedes orándole día a día por sus vidas y creyendo que cada una de sus promesas se cumplan en ella, saludos y les extraño mucho.
Rebeca Murillo
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